lunes, 13 de abril de 2015

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad


La hiperactividad es un trastorno de la conducta de los niños, citado por primera vez en 1902, por Still. Es el caso que trata del desarrollo de una intensa actividad motora en los niños, que se mueven continuamente, sin ningún propósito. Se mueven de un lado para otro, comenzando una actividad y abandonándola al instante para realizar otra diferente, que a su vez suelen dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando hay presencia de otras personas, especialmente con personas a las que no suelen frecuentar. Por el contrario disminuye la actividad cuando están solos.

Este trastorno es uno de los más consultados. Suele ser más frecuente en niños que en niñas.
Suele aparecer antes de los cuatro años (en la mayoría de los casos), pero no se llega a desarrollar hasta el inicio de la escolaridad.
El fracaso escolar suele ser una clara consecuencia de este trastorno, generado por el comportamiento.

SINTOMAS

Los síntomas que aparecen normalmente son:
-Movimientos de manos, pies, de manera inquietante.
-Tienen dificultad de permanecer sentados, a la misma vez que al esperar su turno en algo.
-Dificultad para prestar la máxima atención centrada en actividades, o bien de juego o bien escolares.
-Suelen distraerse con facilidad ante cualquier estímulo.
- Responden de manera precipitada, hablando en exceso, interrumpiendo las actividades de otros y no escuchan lo que se les dice. 
-Muestran mucha dificultad en seguir las normas que se les dan, pero no por que no las comprenda, sino por la inquietud.
-Pierden objetos necesarios para realizar las tareas.
- suele realizar actividades físicas peligrosas, sin atender a las indicaciones que se les hace.
- Sus trabajos escolares son descuidados e inacabados, ya que trabajan de manera impulsiva y desorganizada.

Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño:

-De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales y reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
- De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
- De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
- A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.

ANA ISABEL BERMÚDEZ GARCÍA
1º EDUCACIÓN INFANTIL




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